Mi nombre es Maria, y hace seis años me mudé con mi familia a vivir a Houston, Texas. Estábamos cansados de vivir en Atlanta por muchos años, y la idea de volver a comenzar en un nuevo lugar, tan grande y lleno de oportunidades, nos motivó a dar el salto rumbo a lo desconocido, en búsqueda de nuevas ilusiones y metas por cumplir.
Los primeros lugares que visite en Houston fueron jardines, parques, centros comerciales y la playa. En todos esos lugares dejé un poco de mi historia en memorias fotográficas, y en su momento, un profundo sentimiento que me transportaba a recordar mi bello puerto de Acapulco. Después, comencé a observar más detalles como por ejemplo, las decoraciones de los restaurantes, las tiendas, las casas, e incluso las palmeras que decoran las afueras de cierta areas, creando en mi esa sensación familiar de sentirme como en casa.
Houston no solo conquistó mi corazón con todo lo que tiene para ofrecer, sino que también me abrazo y fue un refugio de amor y protección durante el difícil proceso por el que pase durante y después de mi divorcio.
Aquí es normal tener parques cercanos para ir a caminar. Es común que las personas disfruten de actividades al aire libre, siempre hay algo por hacer y por descubrir. Admito desde lo mas profundo de mi ser lo bendecida que me siento vivir en Houston, puedo salir a caminar las veces que yo quiero, también comer en restaurantes comida auténtica, pero para la mayoría de nosotros, incluyendo a mi misma, pasamos mucho tiempo en casa, en algún tipo de rutina, puede ser, comer, cocinar, dormir o trabajar, y creo que no hay nada de malo disfrutar la vida cotidiana.
Al reflexionar todo esto me doy cuenta que no necesito de mucho para ser feliz. A veces, estar en mi casa me hace sentir tan feliz. Me ilusiona la idea de cocinar nuevas recetas, me hace sentir la misma sensación que siento al ir a un nuevo restaurante, tal vez esto es porque soy una extrovertida que después de un tiempo se convierte en una introvertida hogareña.
Vivo una vida que aprecia la calidad de tiempo en casa. Puede que para muchos se note como aburrida, llena de cotidianidad, pero para mi es felicidad.
Con esto no quiero decir que no tenga aspiraciones o metas por cumplir fuera de casa, aún sueño con viajar a México o Europa más adelante, me gustaría crear mi propio negocio y algún día comprar una casa con un jardín grande. Yo creo que siempre seré una soñadora, solo que mis sueños no interfieren con lo que estoy teniendo ahora, y siendo honesta si no puedo sentirme contenta con el momento presente no habrá manera de sentirme satisfecha cuando haya cumplido aquellas metas deseadas.
Noto como las redes sociales nos llevan a diferentes destinos, cada persona busca distintas maneras de ser feliz. Yo estoy más interesada en ver cómo se mira tu casa por dentro, y cuál es tu estilo de decoración y hablar sobre ese tema. Dentro de casa somos nosotros mismos, con nuestras rutinas y nuestra manera de vivir.
Tal vez a ti te guste vivir una vida más en movimiento fuera de casa, y no hay nada de malo con eso, pero también no hay nada de malo con no querer ese estilo de vida. De hecho creo que hay mucho valor en abrazar vivir una vida ordinaria, donde uno se enfoca más en construir relaciones más profundas y significativas.
Esta es una vida donde tenemos tiempo y energía de estar presentes con nuestra familia y amigos. Ser capaces de celebrar las pequeñas victorias y disfrutar el haber llegado allí en lugar de siempre querer saltar a los resultados. Nos anima a explorar y descubrir lo que disfrutamos como individuos, no importa lo patético que pueda ser para los demás. La vida ordinaria nos ayuda a enfocarnos en lo qué pasa en el momento. Con esto no estoy reclamando que todo lo qué pasa en la vida ordinaria es impresionante,
pero estoy mandando el mensaje qué tal vez estemos ignorando lo hermoso que es vivir una vida ordinaria.
Comments
Post a Comment